Si eres amante del vino rosado seguramente habrás escuchado algunas de estas afirmaciones y te habrás preguntado qué tan ciertas son.
Aquí te mostramos algunas de las mentiras más memorables sobre el vino rosado
1. El rosado es una mezcla de vinos tintos y blancos
El rosado nunca ha sido, una mezcla de vinos para rebajar el sabor y el color, tal como nos dice el mito tan extendido. Sí se puede elaborar con prensado conjunto de uvas tintas y blancas, e incluso una mezcla de mostos, pero su esencia no reside en este hecho, que por otro lado se aplica a tantos otros tipos de vino. El proceso de elaboración del rosado implica, en cambio, que tenga poco contacto con los hollejos, que son la pulpa y la piel de la uva.
2. El vino rosado es solo para mujeres
Se les ha otorgado a los rosados el concepto de tener un cuerpo rebajado y ligero que se ha asociado con los gustos femeninos, pero lo cierto es que los rosados tienen un cuerpo superior a los blancos, y pueden aportar sabores tan interesantes como un tinto bien elaborado.
3. Se utilizan las uvas de peor calidad
Esta es la afirmación que se deriva de la primera mentira: como son mezclas de vinos, usan los de peor calidad. Lo que ocurre es lo contrario, ya que los vinos rosados son más delicados que los tintos al tener menos sustancias antioxidantes que los protejan de reacciones y contaminaciones. El vino rosado bueno requiere uvas de la máxima calidad y mayor higiene en el proceso de elaboración, así como los cuidados más atentos de los enólogos.
4. No marida con ningún tipo de comida
El rosado es un vino ideal para ir de tapas, siempre que no se coman carnes, y sobre todo para las comidas relacionadas con el arroz, desde paellas a comida asiática, ya que su punto ácido compensa en la boca el alto nivel de hidratos de carbono de este cereal.
5. El rosado es para la gente a la que no le gusta el vino
Muchas personas dicen esto en base a que se trata de un tipo de vino que generalmente no obtiene calificaciones de los grandes críticos, pero lo cierto es que se trata de un producto que dura poco más de un año y por tanto se hace difícil recomendarlo a largo plazo.
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